Debido
a las dificultades que afronta el sistema de transporte público de la
ciudad, especialmente por la deficiente frecuencia del Masivo Integrado
de Occidente "MIO" en sus rutas pretroncales, el servicio de taxis en
Cali se ha diversificado, un servicio de lujo en otrora se ha convertido
en una necesidad creada y aprovechada por la mancha amarilla para
lograr excedentes al final de la jornada. También recogen pasajeros que
pagan la tarifa mínima (solos o acompañados) para que los transporten
hasta la estación más cercana y desde alguna estación hasta su casa o
lugar de trabajo para escaparse de la angustiosa espera de las rutas
alimentadoras.
"Un
taxi me cobra $2.000 y me voy cómoda, llego a mi casa en 30 minutos, en
el MIO más de una hora o una hora y media, en las busetas anteriormente
me demoraba menos de una hora. Así que prefiero pagar alguito más pero
llegar rápido", me comentaba una de varias compañeras que usan los taxis
compartidos. Otro compañero me dijo "No hay alternativa, primero uno
llega a Palmira o a Jamundí que al trabajo". Personalmente he abordado
taxi para llegar a la estación porque el alimentador o la pretrocal que
pasan por mi casa, se tardó más de media hora en pasar, algo injusto.
El
MIO ha traído cambios positivos a la sultana del Valle, pero el impacto
negativo en los pasajeros, la razón de ser del sistema, es mayor. Esta
problemática ha aumentado el transporte ilegal en vehículos
particulares, motocicletas, vehículos de transporte escolar y
también, ha aumentado el parque automotor porque muchos ciudadanos han decidido
comprar vehículos para movilizarse. A pesar de todo, no estoy en contra
del MIO, anhelo ver un sistema de transporte masivo efectivo, pensado en
el servicio a los ciudadanos y no en las cifras financieras de los
operadores porque hasta hoy, solo ha sido efectivo cuando se toman las
vías exclusivas y estaciones del sistema como mecanismo de presión en
manifestaciones de cualquier índole, para popularizar el servicio de
taxi compartido y para aumentar transporte ilegal.